jueves, 22 de febrero de 2007

Naturaleza viva


Escuchando: Year of the cat (Al Stewart)



En mi memoria:

Tus ojos son de donde
la nieve no ha manchado
la luz, y entre las palmas
el aire
invisible es de claro.
Tu deseo es de donde
a los cuerpos se alía
lo animal con la gracia
secreta
de mirada y sonrisa.
Tu existir es de donde
percibe el pensamiento,
por la arena de mares
amigos,
la eternidad en tiempo.
(Luis Cernuda)


Si hacemos abstracción de la doble tragedia que supone el asesinato de una persona y la encadenada depresión de un animal muy unido a ella, hasta hace unas horas nos encontrábamos ante una noticia muy bonita, porque trataba sobre el amor auténtico, el que supone total entrega a cambio de nada.

Me refiero a la terrible noticia del asesinato de Tamara Monti, instructora de un delfinario italiano y la depresión que, al menos en principio, se dijo que, a consecuencia de ello, padecía un delfín hembra, “Mary G”, al que Tamara mimó tras que éste llegase en muy malas condiciones al delfinario, hace ya año y medio.

Coincidió la muerte de Tamara (es curioso: resultó asesinada por un vecino al que molestaban los ladridos de sus perros, por lo que parece que constituía todo un ejemplo de amor a los animales) con la circunstancia de que “Mary G” dejó de comer y perdió 50 kilos en dos semanas.

Hace unas horas, los veterinarios han diagnosticado que “Mary G” sólo padecía un virus gastrointestinal y que ya está mejor, recuperando peso. Pero es difícil creer que no era más que una casualidad. Me alegro de que el delfín se recupere, aunque estoy seguro de que “Mary G” ha estado triste por el asesinato de Tamara Monti.

Tenemos mucho que aprender de los animales.



kuko

2 comentarios:

Ogigia dijo...

No te quepa duda, amigo mío...merlín me enseña...Por cierto, la elección de CErnuda....

Anónimo dijo...

Mi querido amigo...
¿qué puedo decirte que no sepas?
Un abrazo
K.