lunes, 6 de julio de 2009

Brillo


Ilustración: El bote blanco. Javea (Luis Sorolla)

Escuchando: Annie's song (John Denver)





En mi memoria:

“Y, después de todo, el tiempo era ideal. Si lo hubieran hecho de encargo no habría resultado un día más perfecto para la fiesta en el jardín. Sin viento, cálido, el cie­lo sin una nube. Como pasa al principio del verano, una neblina de oro pálido velaba, apenas el azul. El jardinero estaba en pie desde el alba, segando el prado y barriéndolo, hasta que el césped y los rosetones chatos y oscuros donde habían estado las margaritas parecieran brillar. En cuanto a las rosas, no se podía negar que habían comprendido que las rosas son las únicas flores que impresionan a la gente en una fiesta en el jardín, las únicas flores que a todos interesan. Cientos, cientos. literalmente, habían abierto en la noche; las zarzas verdes estaban inclinadas como si los arcángeles las hubieran visitado.”

(Fiesta en el jardín-fragmento-, Katherine Mansfield)



Yo recordaré que te regalaron una flor de tela y la vi perderse entre los rizos de tu pelo, y que he visto formarse la figura de tu cuerpo y emerger como una Venus de ojos esmeralda desde la arcilla acariciada por mis manos.

Recuerda tú que hemos visto la noche en una terraza por encima de los tejados de una gran ciudad en donde las luces se extendían hasta el horizonte, mientras colocabas tus pies sobre mis piernas y compartíamos un cigarro. Prometo que tus ojos brillaban más que la luna creciente, más que las luces de aquel teatro cercano.

Me das las gracias por nada, porque soy yo quien te debe que la tristeza parezca un estado pasajero que se ahoga en una risa, que es la tuya.


kuko-