lunes, 25 de mayo de 2009

Progreso


Ilustración: Tesco flag (Banksy)

Escuchando: Lose yourself (Eminem)





En mi memoria:

“Sentía ganas de meterle una bala entre los ojos a cualquiera que se negara a follar para salvar su especie. Quería abrir las válvulas de descarga rápida de todos los petroleros y llenar de crudo todas esas bonitas playas que yo jamás conocería. Quería respirar humo”.

(Chuck Palahniuk. El club de la lucha)




Los jóvenes de los 60 sufrieron la desconfianza de sus padres, quienes no les veían preparados para asumir sus responsabilidades el día de mañana. Igual sucedió en los 70, los 80, los 90, etc.

Confieso que no entiendo el reggaeton ni comprendo qué es lo que puede atraer a un joven a pasarse un día completo de marcha sin tomar algo sólido y alimentándose únicamente de metanfetamina o MDMA, mientras escuchan una música electrónica que yo apenas distingo del sonido de un taladro.

Pero no tengo tan mala memoria como para no recordar lo que yo hacía y lo que me metía a su edad. Recuerdo bien que no sentía el “SISTEMA” en absoluto como algo propio. Nos evadíamos pensando que algún día llegaría el momento de cambiarlo.

Han pasado los años y hemos cambiado muy poco o nada, por eso los jóvenes del nuevo milenio tienen sus mitos y beben de sus propias fuentes. Quizá ellos algún día sean más valientes que nosotros y cambien algo importante.


Mientras tanto, no te niegues a aceptar su obra como arte, que me recuerdas a Nixon.

kuko

miércoles, 6 de mayo de 2009

Coma




Ilustración: El Ángel Caido (Ricardo Bellver)

Escuchando: Lean on me (Bill Withers)







En mi memoria:

“Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos:
quiero la luz y el trigo de tus manos amadas
pasar una vez más sobre mí su frescura:
sentir la suavidad que cambió mi destino.

Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero,
quiero que tus oídos sigan oyendo el viento,
que huelas el aroma del mar que amamos juntos
y que sigas pisando la arena que pisamos.

Quiero que lo que amo siga vivo
y a ti te amé y canté sobre todas las cosas,
por eso sigue tú floreciendo, florida,

para que alcances todo lo que mi amor te ordena,
para que se pasee mi sombra por tu pelo,
para que así conozcan la razón de mi canto.”


(Pablo Neruda)




Como en una espesa bruma, me recuerdo soñando con ser tantas cosas distintas que hoy me resulta difícil explicar cómo, en algún recodo del camino, me perdí de todas ellas para no volver a encontrar el rumbo.

Luchas, pero al final cedes por agotamiento. No es que te acomodes, de hecho no te acostumbras y hasta tus prioridades van cambiando.

Por eso ya no me importa si alguna vez tuve alma, lo relevante es que mi carne está muerta y fría desde que el sacerdote degolló aquel gallo blanco. En ese momento perdí –porque recuerdo que los tuve- los colores y la música, el olor de la tierra mojada y el brillo de unos ojos lo suficientemente inocentes.

Desde entonces, y es irónico, vivo aquí, conectado a la vida a través de una máquina que se alimenta de las responsabilidades que yo mismo me he creado.

Y así pasan los días, las horas, los minutos y los segundos, condenado a vivir este coma absurdo, irreversible y eterno.




kuko