miércoles, 23 de diciembre de 2009

Navidad




Y preludio de nuestro mejor año. Seguro.


kuko-

PD.: Me he encontrado con este vídeo hoy. El día 19 tuvo lugar una batalla de bolas de nieve en Times Square, NYC. No pudimos estar, pero la podemos ver...

Snowball fight in Times Square, on 12/19/2009, during the big blizzard of 2009 from dan n on Vimeo.

martes, 8 de diciembre de 2009

Paréntesis


Ilustración: Siega del heno (Natalia Goncharova)

Escuchando: One of these mornings (Moby)



En mi memoria:

“Uno de estos días,
no será dentro de mucho,
me buscarás
y me habré ido”.


(De la canción anterior)

“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar...”

(Eclesiastés 3, 1-2)




Es inquietante saber que vivimos bajo un cielo de estrellas fijas que no sabemos de donde han salido. En las noches despejadas, como la de hace unas horas, puedes mirar al cielo y encontrarlas de repente sobre tu cabeza, formando constelaciones que rigen nuestro futuro.

Llevo unas semanas que no sé qué estrella me ha picado. O puede que, simplemente, sea el tiempo inmisericorde el que me ha atravesado de una parte a otra como un rayo. Lo cierto es que he vuelto al punto de partida de hace tres años y, de nada, o de muy poco, ha servido tanto aprendizaje.

No sé si he cultivado lo que no debía o simplemente lo he hecho fuera del período de siembra. Lo que no puede negarse ya es que he perdido la cosecha entera, aunque me negaba a reconocerlo, asustado por el trabajo que me espera tras el descanso forzoso que supone esperar a que las tierras se recuperen para intentar la nueva siembra.

O tal vez sea el momento de cambiar la desagradecida tierra que cultivo por otra que seguro que existe un poco más allá, aunque sea bajo el mismo cielo de estrellas fijas.



kuko-

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Lunas


Ilustración: Gitana durmiendo (Henri Rousseau)

Escuchando: The whole of the moon (Waterboys)



En mi memoria:

“Yo dibujaba un arco iris,
tú lo tuviste entre tus manos.
Yo tenía visiones,
pero tú viste todo el plan.
Yo vagué durante años por el mundo
mientras que tú permanecías en tu habitación.
Yo vi la luna en cuarto creciente,
tú viste la luna llena,
la luna llena... ”


(De la canción anterior)




Más allá de la silueta de los lejanos edificios, se dejaba ver la luna, recién aparecida entre nubes color ceniza, empujadas por el viento del suroeste.

Antes de cruzar la calle, miró hacia ambos lados, como le habían enseñado desde niño. Ni un solo coche, ni un signo de peligro. En realidad, no había nada. Esa misma nada que te hace mirar hacia atrás sin estar seguro de temer que alguien te siga.

Escuché una vez hablar de un monasterio, en algún lugar remoto, en el que la buena gente eleva sus oraciones por el alma de los que nunca pueden ver un plenilunio.

Ahora sí. Ya estaba llegando a casa y, antes de abrir la puerta y escuchar el chirrido del ascensor, dirigió una última mirada al cielo. Ahí estaba. Un ciclo lunar completo, eso decía el calendario, aunque de nada sirve poseer algo cuando eres incapaz de comprobar su existencia.

Las lunas no dependen de un ciclo, sino de los ojos que la observan. Así que era cuestión de cambiar de fase.

Por eso, pensó que esa noche no se acostaría como siempre para intentar dormir y despertarse el siguiente día buscando llenarse de razones para poder ponerse en pie. No, porque al borrarse la noche habría una razón que la luna dejaría en su ventana.



kuko-