martes, 15 de mayo de 2007

Afectos y desafectos


Escuchando: Cuando te conocí (Andrés Calamaro)




En mi memoria:

“En el fondo es tan hondo mi dolor
porque me voy, y no se puede cambiar
de corazón como de camisa
sin perder la sonrisa.”


(De la canción anterior)



La elección de la canción anterior y de la cita consecuente no tiene nada que ver con mi situación actual, ni con mi estado de ánimo ahora. Se corresponde, eso sí, con algún momento de mi vida, como pienso que os ocurrirá a muchos de los que lo leais. Y guarda relación directa con una historia de desamor en la que he sido confidente, más por ser amigo de ambos que por mi trabajo.

Todos tenemos tendencia a creer que nuestra vida está controlada al menos en lo esencial. Pero no es así, ni mucho menos. ¡Hay tantos factores que escapan a nuestro control!. Las relaciones afectivas constituyen una gran parte. No hablo por mí, que también.

Creo que se debe a una segunda tendencia innata: además pensamos que una vez que nos han dado el sí, es para siempre. Para ser más exacto: tu compromiso puede que sea temporal (ni siquiera te lo cuestionas, ¿para qué?), pero el de tu pareja es para siempre. ¡Te confesó que le gustaba todo lo tuyo! Guerra ganada.

Ese es tu error, sólo era una batalla. Y, de repente, llega el momento aquel en el que tu pareja, la de cualquiera, te dice que está hasta el gorro de tí, probablemente con más razón que un santo. Igual te quiere tanto o más que el primer día, pero no te soporta. No puede digerir tanta suficiencia y ha decidido cambiar de corazón, aunque no sea como cambiar de camisa. Aunque pierda la sonrisa.

¿Tan difícil es comprenderlo? Parece que sí.




kuko

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo comienza queriendo ser la más clara imagen de nuestras aguas, que se esparza sobe el tú fundiendo ambas esencias, felices de ser de pronto una no soledad. Pero la vanidad llega, silente, brumosa, estancando las aguas. Aprenderlo a algunos les lleva toda la vida. Otros conocen del milagro y son capaces de admirarse cada día. Pero esos rara vez tienen la oportunidad de vivirlo

Ogigia dijo...

Ah, amigo... de pronto la renuncia parece la elección más acertada...Nunca elegimos para el futuro (aunque parezca que sí) sino en el presente...quién sabe lo que mañana traerá para la mirada... Un beso, o dos

Anónimo dijo...

Kuko, cielo! Ya funciona esto, oléoléolé!
Sólo vengo a darte las gracias aunque te enfades. ¡Y no me riñas?
Un abrazo fuerrrrte, muy fuerte.
Emm...aquello que decíamos del directo?
jajaja
Muas
K.

Anónimo dijo...

Quizá el secreto de las afectividades está en saborear cada día lo que nos proporciona. Pero en cuanto nos descuidamos, empezamos a hacer planes de futuro... y claro, con todo el bombardeo de las hipotecas, los seguros, las colonias de el Klein ese.. eternity ...no hay forma de salir de ese yugo y entonces nos encontramos de pronto que no teníamos futuro y que nos hemos perdido el presente.
Al final...no disfrutamos nunca de nuestra piel, ese órgano tan profundo que nos envuelve.
Igual un día aprendemos
Besos de presente