lunes, 28 de julio de 2008

Un doblón de oro


Ilustración: Pájaros rojos (Max Ernst)

Escuchando: Have a little faith in me (John Hiatt)




En mi memoria:

“En ti estás todo, mar, y sin embargo,
¡qué sin ti estás, qué solo,
qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
en un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes,
tu corazón te late y no lo siente...
¡Qué plenitud de soledad, mar sólo!”

(Juan Ramón Jiménez)




Pronto estas noches de estío cambiarán su agitación por el lento devenir de las fases de la Luna. Mientras tanto, aquí en la Tierra, todas las vías del tren se convertirán en pentagramas.

En lo que a mí se refiere, quedarán lejos los papeles desordenados de mi mesa y el grillo del teléfono, que decía Valle Inclán. Tanta gloria lleven como descanso dejan. Amen.

En lo que dura un parpadeo, este mundo lineal y homogéneo se transformará en otro con claros protagonistas: la arena y el mar, que serán mis necesitados besos que llegan desde lejos.

Sigo sin perder la esperanza de encontrar un doblón de oro procedente de un naufragio. Son varios decenios persiguiendo uno, ¿quién dice que éste no va a ser mi año?


kuko

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Se acabaron los "dies mali" (en latín )o si no, serán poquitos y que cómo en la canción de L.Llach...........

"Que tinguem sort,
que trobem tot el que ens va mancar
ahir".

Me ha gustado leerte hoy.
S.

Anónimo dijo...

Creo que padeces el mismo mal que Juan Ram�n...hiperestesia, me encantan las flores que dejas en el balc�n.
Descansa, disfruta y sobretodo, vuelve.

Besos.

Ogigia dijo...

Hace tiempo que no pensaba en la luna, en "la engañosa luna"...te igoo leyendo