domingo, 4 de octubre de 2009

En la cafetería


Ilustración: Nighthawks (Edward Hopper)

Escuchando: Over the rainbow (Israel Kamakawiwo'ole)



En mi memoria:

Por lo general, los animales son tristes— continuó—. Y cuando un hombre está muy triste, no porque tenga dolor de muelas o haya perdido dinero, sino porque alguna vez por un momento se da cuenta de cómo es todo, cómo es la vida entera y está justamente triste, entonces se parece un poco a un animal; entonces tiene un aspecto de tristeza, pero es más justo y más hermoso que nunca. Así es, y ese aspecto tenías, lobo estepario, cuando te vi por primera vez ”

(El lobo estepario – Hermann Hesse)






El barman conoce bien su oficio y no te interrumpe mientras giras el vaso sin perderlo de vista y escuchas el tintineo del hielo. Sabe que no es casual que estés allí y que es algún tipo de dolor el que te hace necesitar varias copas a las dos de la madrugada. Sabe, desde hace mucho tiempo, que piensas en que lo peor no es cuando dejas de dormir con normalidad y tu horario se altera, sino cuando te das cuenta de que justo eso es lo que está pasando y comienzas a preguntarte si te estarás volviendo loco. O si vale la pena todo. O si vale la pena algo. Esa es la mirada que hay perdida en el vaso y que el barman respeta, porque sabe que se trata de una liturgia.

El barman sabe que hay un riesgo de que quieras abrir la boca para contarle algo. Y teme que llegue ese momento porque conoce muy bien su oficio y sabe que no hay serrín que te ayude a recoger cierta clase de vómitos. Es tarde, y tiene ganas de cerrar e irse a casa. Él no tiene siquiera la oportunidad de hacer parada en una cafetería y ponerse a girar un vaso para escuchar el tintineo del hielo.


kuko-

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que es el mejor momento para dejar constancia de una mítica frase de un muy buen amigo mío. Él simpre dice: "qué malo estoy, llevadme a un bar!!"

:*

Anónimo dijo...

caray, te leo y me quedan los ojos mirando fijamente un hielo inesistente en un vaso largo que no está en mimano. Magníficamente gráfico ese estado de ánimo. Como un Bogart solo quedó decir "tócala otra vez, Sam". Y Sam tampoco tiene hielo y vaso para perder su mirada.
Mest

Anónimo dijo...

Como anhelamos tus escritos...será porque nos sientan tan bien como esa copa a las dos de la mañana...

Un beso.

Anónimo dijo...

Tengo un fósil por espejo
dos ojeras en los dedos
tres abrigos cuando escampa
cuatro síntomas de tonto
cinco antojos prescindibles
seis maneras de morirme
siete orgullos extranjeros
ocho trajes que me pongo
nueve cierres en el alma
diez carámbanos de otoño.

L

Siempre un placer... sigue así, maestro.