Las otras agresiones
Ilustración: Pirate – Untitle II - (Willem de Kooning)
Escuchando: Baker Street (Gerry Rafferty)
Escuchando: Baker Street (Gerry Rafferty)
Personalmente, nunca me cayó bien.
En cuanto a ella, al principio se limitaba a tratarla como una ladrona y daba igual que nunca hubiera usado una ganzúa para invadir un espacio, ni que nunca se hubiera disfrazado de nada o que no hubiera aprovechado la noche oscura.
Era imposible explicarle que nadie se acomoda en el salón de una vida si antes no se le abre la puerta de la casa. Y aunque así hubiera sido: ¿hizo tanto uso de ese derecho como para tener que pagar una renta vitalicia?
Nunca le pidió lo que era justo. En realidad, no se puede exigir que se admitan reclamaciones por mal uso de un producto. Y ella… ella nunca protestó porque él dejó de ser quien aparentó ser un día, el día que le invitó a sentarse en el salón de su vida.
Resulta que se trataba de un cuarto oscuro y tenebroso. Pero ella se limitó a abrir la puerta que se le ofreció un día y volvió a su casa. Luego, lo esperado: de las acusaciones pasó a las amenazas, hasta que ella desapareció sin decir nada, aunque todos lo sospechábamos.
Hoy me ha llamado y me ha dicho que es feliz. Su voz también lo decía. Me ha dicho que él intentó agredirle. He intentado explicarle que no lo intentó, que realmente lo hizo.
Era imposible explicarle que nadie se acomoda en el salón de una vida si antes no se le abre la puerta de la casa. Y aunque así hubiera sido: ¿hizo tanto uso de ese derecho como para tener que pagar una renta vitalicia?
Nunca le pidió lo que era justo. En realidad, no se puede exigir que se admitan reclamaciones por mal uso de un producto. Y ella… ella nunca protestó porque él dejó de ser quien aparentó ser un día, el día que le invitó a sentarse en el salón de su vida.
Resulta que se trataba de un cuarto oscuro y tenebroso. Pero ella se limitó a abrir la puerta que se le ofreció un día y volvió a su casa. Luego, lo esperado: de las acusaciones pasó a las amenazas, hasta que ella desapareció sin decir nada, aunque todos lo sospechábamos.
Hoy me ha llamado y me ha dicho que es feliz. Su voz también lo decía. Me ha dicho que él intentó agredirle. He intentado explicarle que no lo intentó, que realmente lo hizo.
kuko
1 comentario:
Te leo
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