viernes, 19 de noviembre de 2010

Sueños


Ilustración: Oscar Kokoschka

Escuchando: Hymn to her (Pretenders)



En mi memoria:

“Te quería, lo sé.
Lo supe luego, cuando tu ausencia reposó mi sangre.
Pero andaba la lepra del deseo tan aína en el labio
que iba a decir -estrella-,
y se trocaba en madrugada de coñac y sombra...
Y ahora que vuelve el viento de las cinco
a levantar castillos en mi frente,
y las nubes de otoño arremolinan tu recuerdo
en el cuenco de mi mano,
necesito vestir mi voz de tarde
con citas y alamedas de domingo,
para decirte, amor, cómo te quise,
cómo te quiero todavía,
aunque sé que mi voz ha de perderse
en el largo sahara de tu olvido... “

(Julio Mariscal Montes)



Confía en mí. Déjame tomar tus manos y dibujar con ellas en el viento.

Verás que es fácil hacerlo juntos.

Removamos el aire para construir blancas nubes sin atisbo de lluvia. Ayúdame a decorar el sol con mil destellos. ¿No lo sientes ya brillar? Está ahí, tú lo has traido.

Construyamos una casa blanca, con tejado rojo y una gran chimenea, que repose sobre un cesped salpicado de flores formando un arco iris. Añadiremos ovejitas para ir contándolas hasta dormirnos.

No será difícil hacerlo juntos. No para nosotros.

Así alcanzaremos sueños que acariciarán tu rostro como la brisa del mar en verano, sueños que te harán viajar con ellos, sin destino aparente, sin rumbo fijo.


kuko-

sábado, 13 de noviembre de 2010

Hambriento


Ilustración: Leyendo fuera (Duncan Hannah)

Escuchando: Fake empire (The national)



En mi memoria:
“Salí
de madrugada.
De madrugada
los granujas del barrio de Hammersmith
jugaban en una gabarra podrida.
Anduve

por las orillas del Támesis

masticando hojas de sauce

hasta los jardines de Kew.

¡Cómo me dolía el cansancio
cuando regresé, masticando las hojas de sauce!.
¡Dios mío qué camino tan largo
desde la madrugada del hambriento

hasta la noche!”.


(Hambre en Londres. Elmer Diktonius)



He vuelto de la calle dolorido porque hacía años que no me sentía tan solo.

Te echo de menos desde este lugar vacío a muchas horas de tu casa.

Tengo hambre de ti.
Te necesito.
Hoy daría cualquier cosa por pasar la noche contigo.

Cogeríamos castañas, tal vez manzanas, y luego haríamos una tarta juntos. Y después podríamos ir al cine y compartir las palomitas. O puede que acabásemos dando una vuelta, viendo como se escapa la noche paseando por tu ciudad. O cenar algo en un lugar tranquilo iluminado por tus ojos. Después, parar a tomar una copa, sin necesidad de decir nada.

No pido mucho, pero necesito mirarte.

Y al final del día
sólo apagar la luz
y desearnos buenas noches.

No pido tanto...



kuko-

lunes, 1 de noviembre de 2010

Ritos


Ilustración: Desnudo sobre fondo amarillo (Félix Valloton)

Escuchando: L'Enfant (Vangelis)



En mi memoria:

“Pon tu frente sobre mi frente y tu mano
en mi mano.
Y hazme los juramentos que romperás

mañana.

Y lloremos hasta que amanezca,

mi pequeña fogosa”


(Paul Verlaine)



Cuando ha querido hacerse con el día todo estaba ordenado siguiendo el caos que rige la existencia. Sobre la cómoda el billete de tren, en el suelo mis maletas y en la cara una sonrisa fingida, la de la máscara que se usa para decir adiós cuando irte es lo último que deseas.

Todavía tenía pendiente la anóxica tarea de darle el consuelo que a mí me faltaba. Los minutos del “no será nada” y del “pronto volveremos a estar juntos”.

Pero esta vez no contaba con aire suficiente para articular una palabra. Y ella, que hasta ese momento cumplía fielmente con los ritos precisos dictados para ese instante, ha terminado por ceder una lágrima, a la que acompañó otra, y otras muchas más que la siguieron.

Sin decir nada, he tomado el billete del tren y lo he roto en tantos trozos que ya no podía reconocerse mi destino. Después he permanecido acariciando su pelo mientras se apagaba lentamente su llanto, hasta que se ha quedado dormida con un profundo suspiro, como una niña, en mis brazos.



kuko-