sábado, 20 de junio de 2009

Un deseo



Ilustración: La librería (Red Grooms)

Escuchando: When Susannah cries (Espen Lind)






En mi memoria:

“Cuando Susana llora,
llora una tormenta,
llora un río,
llora un agujero en la tierra,
llora por amor,
llora una triste canción,
llora un escalofrío.
A veces llora por mí también”.

(De la canción anterior)




Una vez abandonado el silencio de la librería, me asomé a tus ojos y pude ver ese pozo apagado.

Recuerdo que te conté una historia absurda para animarte, pero no había forma de traerte conmigo.

- Daría lo que fuera por cambiar la expresión de tu cara. No quiero verte así. Hoy menos que nunca. Vamos donde quieras, pídeme un deseo, dime si puedo hacer algo, lo que sea...

Intentaste tranquilizarme poniendo un dedo en mi boca, indicándome que nada de lo que dijera podría cambiar tu estado.

- Quiero vivir en una casa grande de madera, rodeada de un enorme jardín con un estanque con patos. Quiero estar allí, espiarte y sonreirte mientras lees sentado en tu silla. Dibujarte sin que lo adivines y fotografiar a algún elfo si por allí pasa. Quiero comer perdices, como en los cuentos. Y lo quiero..., no..., ¡lo necesito todo ya! ¡Ahora mismo, por favor!

Y entonces besé tu frente mientras llorabas. Sabías que yo también sabía de la existencia de esa casa.

En cierto modo, ya habíamos llegado a ella.




kuko-

martes, 16 de junio de 2009

Calima


Ilustración: Autorretrato – El hombre desesperado (Gustave Courbet)

Escuchando: Bend and break (Keane)





En mi memoria:

“Me he acostumbrado a beber la noche lentamente,
porque sé que la habitas, no importa dónde,
poblándola de sueños.

El viento de la noche abate estrellas temblorosas en
mis manos, que aún no se conforman, viudas inconsolables
de tu pelo.

En mi corazón se agitan los pájaros que en él sembraste
y a veces les daría la libertad que exigen
para volver a ti, con el helado filo del cuchillo.

Pero no puede ser. Porque estás tan en mí, tan viva
en mí, que si me muero a ti te moriría.”


(Juan Gelman)





En estos días negros, al menos tengo la luz de tu sonrisa.

La nostalgia me ha podido hasta que he pensado que adentrarse en el bosque de los recuerdos no ayuda durante mucho tiempo a evitar el presente. Hay que procurar no dar un paso atrás cuando inevitablemente tendrás que saltar contra el muro, el impacto será mayor.

Lo mismo pasa con la soledad. Cuando realmente extiendes ambos brazos y no alcanzas a tocar nada, sabes que la soledad no sabe a nada especial. Una vez que consigues dominar la sensación de vértigo, saber que siempre estarás sólo es como caer desde el viaducto sabiendo que nunca alcanzarás el fondo, o como atravesar una oscura avenida que no termina nunca.

Ni siquiera tiene mérito ser contenido en tu pánico, porque es una evidencia que a todo te acostumbras con el tiempo. Lo vives como algo natural. A veces, la vida es así de triste.

Valgan estos momentos por los otros en que somos humo y flotamos arriba, arriba, arriba...






kuko