sábado, 21 de marzo de 2009

Inevitable



Ilustración: The twist (Thomas Hart Benton)

Escuchando: Downtown train (Tom Waits)





En mi memoria:

“Hay que recuperar
el tacto de la fiebre y el color de las noches,
la antigüedad del bronce y el aroma del llanto,
el grito de las águilas y el sabor del silencio,
la timidez del aire.
Hay que recuperar
la humildad de los astros y el sonido del hambre,
los caminos sin fecha y la altivez del junco,
los muertos renacidos y el susurro del puma,
la niebla en los vitrales.
Hay que recuperar
las verdes madrugadas y la sombra del río,
las campanas más tiernas y las manos sin dueño
la semilla del agua y los pasos perdidos,
la danza de las naves.
Hay que hacer lo imposible por descubrir de nuevo
ese torpe milagro, ese absurdo prodigio,
esa hermosa miseria que llamamos la vida,
con todo su caudal de ardiente escalofrío.”

(Antonio Porpetta)



Quizás no hay nada más inútil que pensar en que se nos escapa la vida pero hay horas inevitables.

Después de tanto ensayo ya he aprendido a hacer sombras chinas con mis sentimientos. Los deformo y apenas los adivino, pero no se marchan. Se esconden y reaparecen transformados en ojeras o en mordiscos del estómago.

Me apetecería ver a alguien sonriendo, sin necesidad de realizar una actuación. Pero creo que no tengo a nadie cerca de mí acostumbrado a eso. No pedía salvación, sólo descanso. Vivir un margen breve de ese tiempo que se hace innecesario medir cuando no duele. Descansar en agua tibia como si estuviera en una enorme placenta, aislado de esas agujas.

Ahora todo son momentos que se cruzan como números. Ciencia exacta sin fallo. Matemática pura que conduce a ninguna parte. Reloj de arena en donde pesan ya más las horas que hemos vivido que las que nos restan. El tozudo mecanismo de un potro de tortura.

Nunca volverá a ser este sábado por la tarde. Serán otros. Eso también es inevitable.



kuko

domingo, 15 de marzo de 2009

Aislamiento


Ilustración: Mujer con mariposa (Juan Ripollés)

Escuchando: Wherever I lay my hat (John Paul Young)





En mi memoria:

"Por el aspecto de tus ojos
puedo decir que vas a llorar
¿Es por mí?
Si es así, ahórrate las lágrimas.
No las merezco.

Porque soy la clase de chico que
que siempre está vagando.
Mi casa está donde dejo el sombrero.
Esa es mi casa”.


(de la canción anterior)




Tengo una extraña teoría que no me atrevo a consultar con mi médico: estoy desarrollando una alergia a mi propio cuerpo.

Fruto de esa intolerancia progresiva, anoche me fui a la cama removiendo la idea de que un día me levantaré y me habrá sucedido lo que a Gregorio Samsa o algo peor. Así que no tiene nada de particular que, de madrugada, me haya despertado sudando, mientras soñaba con un vagón de metro detenido en una estación por la que los trenes iban desfilando a gran velocidad con las ruedas chirriando sobre los railes. Alrededor de mí, unas personas sin ojos ni boca, hacían un ruido tenue golpeando con los pies en el suelo.

Aterrorizado, me he despertado, y me he dado cuenta de que todo estaba igual que antes de dormirme pero, lejos de tranquilizarme, me he inquietado más. He encendido la luz, he bebido algo de agua y he dado muchas vueltas antes de volver a conciliar el sueño.

Es una tontería pero, desde que no estoy contigo, a veces se me hace terrible pensar en las pocas personas que llorarían de verdad mi propia muerte, aunque para viajar en soledad haya que pagar estos peajes.



kuko

sábado, 7 de marzo de 2009

Balances


Ilustración: La Concha, nocturno (Darío de Regoyos)

Escuchando: Everyday now (Texas)





En mi memoria:

"Y tú quieres oír, tú quieres entender.
Y yo te digo: olvida lo que oyes, lees o escribes.
Lo que escribo no es para ti, ni para mí, ni para los iniciados.
Es para la niña que nadie saca a bailar,
es para los hermanos que afrontan la borrachera
y a quienes desdeñan los que se creen santos, profetas o poderosos."


(Jorge Teillier)



Te acabas de despertar y olvidas que ya llevo varias horas tristes en este mundo. No puedes intuir siquiera que tengo un mal día porque ni has querido ni has tenido tiempo de medirme.

En los días como hoy, en que cualquier caricia se vuelve arañazo, no es conveniente sacar la balanza del afecto. Sabes que no creo en el peso de lo intangible: el cariño no tiene masa.

Pero hoy no valían experiencias previas. Así que, después de enumerar banalidades, me dices que me quieres más que yo a ti y lo dices con aire triste, no porque te oprima la víscera, sino porque piensas que es así como se dicen estas cosas, con aire trágico.

Y yo callo y no te contesto porque sé que eso te hará más daño que si asintiera. Bastante he tenido con tragar con eso, porque después de tu primera frase ya no merecías que escuchase el resto.

He sentido que necesitabas desahogarte y me he prestado. A cambio, he obtenido otro motivo para odiarme en este día. Un detalle que no colocarás en tu extraña balanza, porque tú serás incapaz de verlo y yo de decirte que lo peses, ya que tampoco creo en la masa del desafecto.



kuko